Blogia
deliteraturayalgomas

Concurso de Cuentos Escuela Juan Arzeno

Concurso de Cuentos Escuela Juan Arzeno

 -Menciones Turno Mañana, Categoría “A”:

 

-Ñoquis y verduras-

de Franco Brumatti

 

    La ciudad de “Ñoquilandia”, ocupada solamente por ñoquis, era un lugar donde durante siglos reinó la paz. Allí convivían los ñoquis de papa, los de acelga, los ñoquis rellenos, los ñoquis con salsa y los ñoquis con crema.

    Pero un día esta tranquila ciudad fue atacada por todos los habitantes de “Verdulandia”. En ésta convivían distintas familias como los Lechugas que eran muy saludables, los Camotes que estaban  siempre enamorados, los Ajos que iban todos los días al dentista, los Zanahorias que le tenían mucho miedo a los conejos, los Remolachas que siempre se ponían colorados, los Cebollas que se la pasaban llorando, todas estas familias compartían la ciudad con los Naranjos, los Manzanas, los Bananas y otras tantas.

    Los ñoquis se sintieron indefensos y decidieron pedir ayuda al Rey de “Empanadopolis” que no dudó en mandar a su ejército para colaborar con sus amigos. Un escuadrón de jamón y queso, otro de atún, una división de carne y otra de choclo acudieron inmediatamente a Ñoquilandia.

    Los días de paz terminaron y comenzó la guerra. Volaban tomatazos y cebollas hacia el fuerte de los ñoquis que resistían como podían arrojando desde la altura de sus torres empanadas de todos los sabores.

    Las verduras continuaban atacando, haciendo caer sobre el fuerte ajos y morrones de cualquier color.

    Luego de tres días los ñoquilenses se dieron cuenta de que podían hacer una riquísima salsa con todos los tomates, cebollas, ajos y morrones y de esa manera proponerle a las verduras un pacto de paz. Por suerte, las verduras aceptaron y nunca más se pelearon.

    Es recomendable cocinar bien los ñoquis, en una olla de agua hirviendo para que no se acuerden de la guerra y no se peguen entre ellos. También se aconseja lavar bien las verduras para que no se pongan nerviosas y les dé por declarar la guerra al primer fuerte que se les cruce.

 

 

-Malos entendidos-

de Josefina Pilotti

 

    Había una vez dos amigos: uno se llamaba Zanahoria y otro Rabanito. Zanahoria vivía con su esposa Teresa, su hija Flor y su hijo Manuel.

    Su casa era de color celeste y tenía un gran patio con flores de muchos colores.

    Un día Zanahoria fue al mercado a comprar papas y se encontró con Rabanito, le preguntó qué hacía por allí.

    Rabanito: -Vengo a comprar tomates.

    Zanahoria: -¿Qué? ¿me invitás a tomar unos mates? Nos vemos hoy a la tarde en tu casa, entonces.

    Fue rápido a comprar papas y salió corriendo a su casa.

    Cuando llegó le dijo a su esposa:

    Zanahoria: -Teresa, rabanito nos invitó a tomar unos mates.

    Teresa: -¿Qué? ¡A tu amigo le pegaron con un bate!

    Teresa fue a contarle a su hija:

    Teresa: -¡Flor, Flor! Al amigo de papá le pegaron con un bate.

    Flor: -¿Qué? ¿Papá se compró un yate?

    Ella fue a contarle a su hermano.

    Flor: -Manuel, papá se compró un yate.

    Manuel: -¡Que vienen papas de chocolate!

    Así entre tomates, mates, bates, yates y papas de chocolate, se termina esta historia de enredos y disparates.

 

 

 -La salchicha maligna-

de Patricio Wnuk

    Un día lluvioso y aburrido un niño llamado Amareti Cabrone salió de la escuela. Como no tenía ningún plan para esa tarde decidió invitar a su amigo Chichito De la Kasa a jugar. Antes que llegaran a su casa pensaron que comer panchos sería un buen programa antes de jugar. Juntos caminaron hasta llegar al bar más cercano llamado Salchilandia.

    Allí pidieron su menú preferido, un hot-dog con salchicha extra grande y salsa picante para compartir. Mientras esperaban su merienda charlaron tranquilamente sobre juegos y deportes favoritos.

    Había pasado un largo rato cuando el mesero sirvió el plato, se veía delicioso y ellos estaban hambrientos. Ansiosos se abalanzaron sobre él, pero antes que pudieran disfrutar de la gigante salchicha, ésta abrió una gran boca de cada lado y mordió las narices de Amareti y Chichito. Sorprendidos los niños gritaron por lo que había sucedido.

    De un salto la salchicha escapó del pancho y corrió por la calle asustando a otros niños. Los amigos salieron del bar y corrieron en vano para alcanzarla.

    La gente en las calles gritaba y corría pidiendo ayuda.

    Entonces policías, bomberos y ambulancias persiguieron a la salchicha durante horas sin poder atraparla.

    Cansada de tanto correr, la salchicha maligna descansó escondida en un callejón. Pero tuvo tanta mala suerte que pasó un perro salchicha y se la comió. Y el cuento del pancho se terminó.

 

 

 -Mi tío loco-

de Santiago Riccobelli

 

    Un día de invierno, me mandó una carta mi tío.

    La carta decía que me venía a visitar a principios de la primavera, me di vuelta y miré aterrorizado el almanaque, ¡faltaban dos semanas!

    Yo no quería que viniera porque él está muy loco y me haría pasar vergüenza fente a todos mis amigos.

    Me inventé muchos versos para que él no viniera, como que había una guerra, pero él se creía que era una guerra de tortas, entonces no le importó.

    Después le dije que llovían gatos-araña, que cuando caían arriba de alguien, se enganchaban con las uñas en la cabeza de la víctima y le enredaban con su telaraña.

    Él insistió en que como era un hecho tan gracioso lo filmaría con el celular. Hasta que me cansé y le dije que en París había un nuevo circo que tenía los trucos más graciosos entonces se pegó la vuelta y partió a París.

    Ahora no sé que voy a inventar para cuando venga el año que viene.

 

0 comentarios