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Raúl Astorga

Raúl Astorga

 

    EN UN TREN

Quería llevar su invento a Buenos Aires, porque intuía que su vida iba a cambiar para siempre. Y aunque sabía que la estación no existía más y que los trenes no circulaban más por esas vías, tomó la caja azul, la empacó bien con hilo de algodón, desayunó con un mate cocido bien caliente y salió de su casa con el pasaje donde se leía una fecha incierta.

Llegó a la estación cuando el sol pintaba las primeras claridades y se sentó en el banco del andén a esperar. Los altoparlantes estaban oxidados y no propalaban ningún anuncio, las palomas habían anidado en cada rincón y las ventanillas estaban herméticamente cerradas. Al rato cayó otro tipo con otra caja azul empacada con hilo de algodón. Otro tipo dispuesto a esperar un tren que no llegaría nunca. Se miraron, pero no se hablaron y horas después estaban en silencio mirando hacia el infinito… esperando. Más tarde, vino una mujer que traía una caja azul atada con un hilo de algodón. Los miró, la miraron, se miraron. En silencio, continuaron esperando.

Antes del atardecer, había decenas de tipos y mujeres con su caja azul atada con hilo de algodón esperando en el andén el tren que no llegaba. Cuando alguien vio la escena, se fue corriendo al barrio a contar lo que ocurría y al rato cayeron periodistas y funcionarios de buena fe que murmuraron que había algo posible allí.

Al tiempo, lejos de cansarse de esperar, la multitud seguía allí, en silencio, sólo conmovida por esa luz azulina que, a lo lejos, parecía ir agigantándose, como si estuviera cada vez más cerca.

  RAÚL ASTORGA

4 comentarios

Inés Arce Gutierrez -

Tiene razón Betty, a Raúl hay que leerlo mucho y te digo que lo leí de un tirón porque es breve pero encantador.
Besos
Inés Arce

Lily Chavez -

He llevado este cuento para trabajar en el taller de narrativa y les encantó y me gusta muchísimo a mí, y esto que dice Gus es interesante, porque hubo muchísimas interpretaciones entre los asistentes al taller. Bravo Raúl!

Gus... -

Hermoso cuento Raúl, de esperanzas, de encuentros o quizás no, pero deja librado al lector su interpretación, bello.... Abz Gus.

betty badaui -

Raúl, este relato tiene la maestría de tu palabra y un andar azulino que puede sugerir esperanza. Bue..., querido amigo, por tu cercanía podría haberte pedido autorización para traerlo acá, pero tengo un defecto: a los que quiero, a veces, y con afecto, "les paso por encima".
Gracias por colaborar de diversas maneras en este sitio que ya no sé verdaderamente de quien es.
Betty