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Relatos, André Cruchaga

Relatos, André Cruchaga

 

ANSIEDADES


Uno mira el ave en forma de aeroplano. En cualquier parte se es prófugo 
de la propia sombra: (de pronto, el espejito, espejito), mientras la soledad 
se precipita en el pecho. Ay, de los que creen que el mundo les pertenece,
o que ya conquistaron la mecánica de las abluciones.
A menudo los sueños se sombrean con la baba de la propia demencia;
o la demencia es tan estridente como el sexo sádico.
Ríete, —si quieres— de la luz de los convictos, de los que nunca hipotecaron
su palabra, ríete de los unicornios. Ay, la antropofagia que sólo me deja
los muñones del entuerto.
(Hoy en día es fácil perderse en la intemperie, no sólo en los suburbios
de la propia conciencia.)
Mañana estaré siempre frente al espejo imposible
de la esfinge congelada de la sal…
Barataria, 24.II.2014

 

 

 

 

DIMENSIÓN DE LA SAL


Ya en la sal, las aguas infinitas, lianas habitadas por invisibles olvidos.
En medio de la bruma que produce el espejismo, habitas junto a los abrigos
disueltos de la espuma: secreta, me despojas del inasible pez
que busca la compuerta, dejando de un lado la ceniza o la agonía.
¿Quién me alberga, después de todo, en este desierto de agua cristalizada?
¿Quién descubre el itinerario de la arena, la pétrea raíz de las antorchas?
En su más intacto ardimiento, el nido del caracol en lo irreparable:
Cada grano de sal, entonces, cimbró súbitas lunas, rutilantes caballos
en la piel, cauterios que maduraron como un manantial.
Allí, en la forma casi acantilada, la temeridad de una gota: el labriego
predestinado a las embarcaciones…
Barataria, 20.II.2014

 

 

 

PUERTA ABIERTA


¿Acaso entra aquí la luz al final de la piel? ¿Acaso hierven los espejos
cuando entro o salgo de los recuerdos? —El granizo muerde los taburetes
del suelo, las noches donde ladran los perros y enlutan las sombras
del cuervo; arrastro mis dientes vacíos,
flamean diminutas las diademas de los peces, las paredes donde todavía
perviven las grietas,
y la fatiga enmohecida de las aldabas.
Todo converge en el mismo punto: los rincones invertidos de los aleros,
los gestos quemándose en medio de la niebla. (De aquí fueron expulsados
mis pies: aluciné contra los sueños, hasta enumerar una a una, todas
las edades de las fotografías.)
En la proeza de cargar a mis deudos, aplomo mis rodillas sin pestañeos…
Barataria, 31.X.2013

 

 

HABITACIÓN



Miro los símbolos cotidianos del resplandor, el otro ojo de los recuerdos,
el pozo de la habitación purificado en los ojos, mientras la ciudad
permanece saturada de transeúntes y vigías.
las calles me absorben con la frivolidad de sus muertos, con el terror
desconfiado de los bolsillos,
al punto de pensar en la inmensidad de las aguas (vivir siempre es
una posibilidad cuando se está en medio de nombres prohibidos: en el umbral,
los largos caminos de los espejos empañados.)

los delirios de la memoria no dejan de tener guijarros encendidos
y terribles aglomeraciones, ahí, en la lengua.
ya cavado el antifaz, puedo escribirle telegramas a la lucidez.
Barataria, 31.i.2014

 

 

CANSANCIO

Al final del día, queda el libro sobre la mesa y el fogón ardiendo en secreto.
Nada más cierto: dejado el galope, vivo en una zona de incendios
y muerte: muero, morimos en secreto tanta lejanía. Hay substancias
delirantes como los límites quemados de la conciencia.
Mientras la oscuridad me alcanza, procuro no agonizar en mis pensamientos.
En cada pasadizo de la tinta y la caligrafía, dejo horas y campanadas
de pájaros, dejo la puerta abierta del subconsciente, por si acaso.
Crece la flama, la escoria y la ceniza…
Barataria, 21.XI.2013

 

 

CELAJE


Cava el celaje en el mismo horizonte del pecho. Los meses, allí, 
con su labor de hambre. Voy a recoger el tiempo del aire y la luz.
Igual que antes, atardece en la ropa.
Hacia arriba la voz en su claustro, debajo la lengua aferrada a la entraña.
¿Siempre fueron amarillas las calles de las lavanderías? (El mundo repite
el dialecto de las muchedumbres, el crimen, los notarios mordiendo
las manos, el despojo en la piel después de los extravíos.)
Curiosamente las esquinas carecen de candiles proféticos, —aprendí
que para tanta miseria humana soy indiferente: vivir, amar, soñar, son sólo
estratagemas y no el antídoto para superar las contradicciones.
Por lo demás, sobrevuelo al mal de ojo y lavo mis dientes con décadas
de historia. Al final es hermoso cruzar el puente con luz propia…
Barataria, 10.XI.2013

 

ANDRE CRUCHAGA

André Cruchaga, Nació en Chalatenango, El Salvador, 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, ha desempeñado la función de docente en Educación Básica y Superior. Parte de su obra poética ha sido traducida al francés por Jean Dif, Danièlle Trottier y Valèrie St-Germain. Estas últimas, el libro antológico: “El fuego atrás de la ventana” (Le feu derrière la fenêtre) y Viajar de la ceniza. La poeta María Eugenia Lizeaga, por su parte, ha traducido el libro “Oscuridad sin fecha” al Idioma vasco (Euskera); y poemas sueltos, al holandés por Michel Krott. Jurado de Poesía de la XVI Bienal Literaria "José Antonio Ramos Sucre", Venezuela, junio de 2007. Buena parte de su obra se encuentra publicada en diferentes revistas electrónicas de Argentina, Chile, España, Grecia, Estados Unidos, Colombia, México, Perú, Italia, Holanda.

 

 

 

 

 

2 comentarios

Lily Chavez -

Me encanta la narrativa corta y entonces me entusiasmé mucho con los textos narrativos de André y lo felicito, muy grato momento me provocó la lectura

Rosa Fasolís -

André Cruchaga. Un nombre para recordar. Pero no en la soledad de un nombre agendado, sino en el arbolado profuso y vivo de sus relatos, tan poéticos ellos que se deslizan como la más fina seda por la ligera mano que la toma. Pero no se trata de una prosa que compite con el poema, sino de la textualidad que afirma su condición con apasionante belleza. Que atrapa. Asombra y atrapa. Muy bueno. Felicitaciones!!!.Rosita.