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Reportaje

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REPORTAJE A …

Jorge Isaías *

Argentina

“Cuando lo vi a Sábato me temblaron las piernas”

 

Se lo nota feliz a Jorge Isaías, este hombre nacido en los Quirquinchos, una localidad del sur santafesino, pero que desde los 17 años vive en Rosario. La felicidad a la cual apuntamos tiene que ver con que hoy es lo que soñó ser: un poeta.

Es llamativo ver cómo disfruta contando algunas de las historias que marcaron su infancia. Porque como dice él “convivo con los personajes que he conocido o que mis padres me contaron, aunque esto mi familia a veces no lo entienda, qué le voy a hacer”.

-¿En qué momento se le ocurrió comenzar a escribir estas historias?

-Hace tantos años… Pero creo que empecé cuando se me dio por leer mucho, y a todos los chicos les debe pasar igual.

-¿Se acuerda de su primer “trabajo”?

-Sí, cuando le envié una nota a mi primera novia. Después de ahí, seguí escribiendo en un semanario de pueblo que publicaba el cura de ahí. Luego me vine a Rosario a estudiar, y había elegido Periodismo o Derecho, pero terminé estudiando Letras. Ahí me conecté con gente ligada a la literatura.

-Ahí aparece Jorge Isaías poeta.

-Te diría que sí. Porque conseguí trabajo en una librería y fue fundamental, dado que ahí llegaba mucha gente. Entre ellos David Viñas, Juan José Saer, Adolfo Prieto, Ielpi … y un día entró Sábato, casi me desmayo.

-¿Siempre trató de rescatar los hechos vividos en su infancia?

-Recién en el año 1975, cuando publiqué el libro que hablaba de mi abuelo. Pero en verdad yo me meto de lleno cuando una amiga me pregunta por qué no escribía sobre las historias que yo le contaba siempre. Además cuando descubro la poesía de Pedroni, me doy cuenta que se puede escribir de la gente sencilla, de aquella que no está en la historia, pero que son parte de nuestras vidas. Ya después todos mis libros estuvieron signados en esa línea.

-¿Sabe qué tipo de gente lo lee?

-En realidad quiero que me lea la gente simple. Porque para ella yo escribo. Esto más allá de que uno siempre quiere que lo reconozcan sus pares, pero a medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que, como en cualquier actividad, hay más envidia que otra cosa. Lo que sí, me gusta más publicar en diarios porque está más cerca de la gente que me lee.

-Usted llegó de su pueblo a los 17 aquí a Rosario. ¿Le costó mucho adaptarse?

-Claro que sí, principalmente por la edad y hay que tener en cuenta que los 17 años de mi época no eran los mismos que los de ahora. Me costó mucho encontrar mi lugar, además hace 35 años que vivo aquí, y en realidad cuando me voy a otro lado me doy cuenta de que Rosario es importante para mí.

-¿Cuándo va a escribir una historia con los personajes de su pueblo, mezclados con los que conoce de Rosario?

-¡Qué pregunta! Un amigo mío siempre me insiste con esto. Quizás cuando esté lejos de Rosario se me ocurra algo interesante.

-Usted es un amigo de la nostalgia…

 

 

-Totalmente. Y ahora más que nunca, porque falleció mi padre, que me pasaba muchos datos, entonces sólo quedan mis vivencias y recuerdos.

 

 

Con la misma respuesta se le nota por primera vez un gesto de tristeza y melancolía cuando evoca a sus seres queridos que ya no están. Pero enseguida “vuelve” al presente y retoma la charla contando mil historias de personajes que obviamente dan para escribir varios libros.-

RECONOCIMIENTOS Y ENOJOS

Cada personaje que menciona Isaías es una historia distinta que le puede valer tanto el agradecimiento del nombrado como algún enojo pasajero. De esto nos comenta justamente: “casi todos me agradecen que los mencione. Además no hay maldad sino que sólo transcribo lo que sucedió. Pero una vez alguien se enojó bastante conmigo, porque mencioné un hecho y lo interpretó mal. Me disculpé porque no había querido ofenderlo. Vamos a ver cómo me va ahora en mi próximo libro donde los pongo a todos e incluyo gente de otros lugares; ahí vamos a saber si se ponen contentos o si hay alguno que se enoja”.

GABRIEL ZACNÚN

Rosario-Argentina

*

Fuente: DE LITERATURA… y algo más. (Publicación rosarina, Julio de 1999).

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