Blogia
deliteraturayalgomas

El hombre en la poesía

El hombre en la poesía

 

Trilce

Hay un lugar que yo me sé

en este mundo, nada menos,

a donde nunca llegaremos.

Donde, aún si nuestro pie

llegase a dar por un instante

será, en verdad, como no estarse.

Es ese un sitio que se ve

a cada rato en esta vida,

andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de

mi par de yemas, lo he entrevisto

siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pie

o a puro sentimiento en pelo,

que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té

se muere por colonizarle

para su gran Cualquiera parte.

Mas el lugar que yo me sé,

en este mundo, nada menos,

hombreado va con los reversos.

-Cerrad aquella puerta que

está entreabierta en las entrañas

de ese espejo. -¿Esta? - No; su hermana.

-No se puede cerrar. No se

puede llegar nunca a aquel sitio

-do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé.

CÉSAR VALLEJO


Jurisdicción del horario

*

 

Mira muchacha

son las tres y cuarto

dice la sombra del paraíso.

A las cuatro en punto

vendrá el cirujano.

A las cinco y veinte

me llevarán de aquí.

Todo a horario

menos tus ojos

apresurando el rocío

Jurisdicción de la palabra

 

Hay una alta eternidad en las palabras

que no son ni feas ni lindas

sino tan precisas como las personas

verdaderas o falsas

y no deben distraernos

los adjetivos

que a veces

son como espurios brillos

salmodiando la frivolidad.

 

El escritor sabe

que él y todo cuanto lo rodea

será tragado por el mar amenazante.

Entonces

sentado sobre la balsa moribunda

toma su sangre y empieza a escribir.

 

JULIO CARABELLI

Buenos Aires-Argentina

1940

*Fuente:

www.poeticas.com.ar/directorio

 

GRAFITTIS *

De los brazos de las fuentes
se abrían al flujo de los pájaros
marionetas de verano.
Tendrías que haberlas visto bailar
sobre las gotitas de agua.

 

FEDERICO TINIVELLA

Rosario-Argentina

*Fuente: Literatura de Rosario. com. ar

 

Vehículo público en movimiento

La dejé a mi rodilla

en contacto con tu vello púbico

El resto de vos, aparentemente

no estaba conmigo sino

con otro tipo:

apuesto, joven, aunque

no distinguido como yo

por el especialísimo contacto

En el sueño vos eras Salma Hayek

el otro tipo era cualquiera

un extra, un entretenimiento

con el que te abrazabas

Mi rodilla era la derecha

y lo más importante:

quien hacía de mí

era yo

En ese antiguo colectivo porteño

circulando en la noche por Barracas al Sur

vos no estabas desnuda

no lo estaba nadie, ningún pasajero

ni el chofér

Exceptuando a los beneficiados:

esa rodilla mía

y tu pubis.

ROLANDO REVAGLIATTI

 

0 comentarios