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Escuela Juan Arzeno, Concurso de Literatura

Escuela Juan Arzeno, Concurso de Literatura

 

- Concurso Arzeno, Cuentos Abril-

-Menciones Turno Tarde, Categoría “A”-

-Las bicicletas pintadas-

de María Ángeles Astorga

Juan era un bicicletero que vivía en un pueblo llamado “Dos Ruedas”. En ese encantador lugar, no muchos tenían bicicletas. Por ese motivo Juan las creaba.

El sol del sábado se asomaba, el joven abrió rápidamente su taller. Juan era rebueno con los chicos de su barrio, por esa razón fue a consultar a su sabio amigo, el árbol, quien con sus ramas articuladas, y flexibles y con su magia cumpliría el deseo que cada chico le pidiera, se cumpliría. Entonces Juan le pidió, que en cada casa, que no tuvieran bicicletas, en sus paredes les dibujara una, para hacérselas. En un mes, Juan las tuvo listas. En la misma noche que finalizó la última las repartió en cada hogar.

Finalmente, él volvió de viaje, a su pueblo natal, con nuevas ideas de bicicletas. Al llegar observó que el sabio árbol dibujó y continuó diseñando más bicicletas. De inmediato, el muchacho abrió su taller y con sus nuevas ideas creó más de estos transportes.-

 

 

 

 

-Sapo de las nubes-

de Marcos Garea

Había una vez un sapo llamado Pepe Chiruso que era como cualquier sapo normal. Iba a la escuela, practicaba sapoteo. ¿Se preguntarán que es ésto? Es un tipo de baile de sapos. Hasta aquí, todo lo que haría un sapo de esa granja.

 

Un día, pronosticaron lluvias fuertes y raras. El sapo Chiruso tapó toda su casita, una hermosa lata pintada de violeta, con un paraguas gigante. Igualmente dentro de su hogar caían gotas grandes, chicas, chiquitas, chiquititas. Lo que más le molestaba eran las gotas normales.

¿Saben por qué les molestaban? Por algo muy simple. Pepe Chiruso se despertó con el ruido de las gotas y lo lamentó muchísimo, porque estaba soñando algo muy lindo. El sapo se enojó, zapateó y se puso de color verde. ¿Ustedes dirán qué tiene de raro un sapo verde? En don Pepe todo puede ser posible.

Frunció el ceño, llamó a un amigo y le pidió que venga con su avión para llevarlo hasta las nubes porque necesitaba hablar con ellas. Había un solo problema, como Pepe Chiruso era medio torpe, no se dio cuenta de que las nubes no hablan.

Así fue como las fue a denunciar a los tribunales. ¡¡Sííí!! ¡¡A los tribunales!! Discutieron un gran rato pero finalmente la nube ganó el juicio. Al sapo lo sentenciaron a tres años de prisión. Lo aceptó, pero había comenzado a planear su huída. Muy pronto lo logró, escapó rápidamente a través de un túnel y sin que nadie lo vea, se fue en avión. Llegó hasta la nube, se disculpó y muy pronto todo volvió a la normalidad.

 

 

-Todo hubiera sido diferente-

de Lucía D’Amato

Pablo un historiador y antropólogo, y Federico arqueólogo investigaban sobre un lugar subterráneo, donde todo era extraño. Un mudo quedaba en el tiempo.

 

Allí habitaban aborígenes, además de la naturaleza. En ese mismo lugar estaban Pablo muy temeroso se quiso acercar a uno de ellos pero lo atacó. Los aborígenes decían que ellos eran unos españoles que venían a conquistar de vuelta. En ese mismo instante se dieron cuenta de que los aborígenes habían ganado la guerra contra los españoles. Ese lugar era muy diferente a lo que ahora es el mundo. Tenía cosas buenas y malas. La naturaleza era la más hermosa, solo lo que vieron era totalmente diferente. Pero ahora solo es tecnología y humo.

Querían volver pero les daba miedo. Finalmente volvieron con solo una bandera blanca en símbolo de la paz, de esa manera pudieron conversar. Ellos le contaron que en la guerra pudieron ganar por ser mayoría. A los aborígenes les mostraron su mundo, para ellos era muy raro con aparatos tecnológicos.

Los mundos se pudieron relacionar de muy buena manera. Y por suerte el mundo subterráneo ahora es un recurso natural.

 

 

-Lupi y el buzo mágico-

de Emma Aguinaga

Había, hace mucho tiempo, un lugar muy lejano llamado Loporoporis. Sus calles eran hermosas, sus balcones muy floridos y la gente muy amable.

 

Un día, en una cuadra del bonito poblado, en una calle por la que no circulaban autos, el abuelo de una niña llamada Lupi, le obsequió un buzo blanco y celeste con una marquita de cigarrillo en el borde. Le dijo que éste era mágico. Ella se lo puso contenta, ahora podría pedir lo que deseaba.

A la mañana siguiente, cuando Lupi se despertó, se puso el buzo y comenzó a pedir deseos.

-Deseo no ir a la escuela.

-Deseo que no me reten si hago eso.

-Deseo seguir durmiendo.

-Deseo... deseo... deseo...

Siguió pidiendo deseos hasta que se acordó que tenía turno con el dentista. Urgente pidió un nuevo deseo.

Deseo que venga un remise para llegar al dentista a horario.

Pasaban los minutos y éste no llegaba. No entendía por qué. Llamó a su abuela para que le ofreciera una solución y ésta le dijo que pensara un poquito, que seguramente descubriría el motivo.

Se puso a pensar y recordó que por esa calle no pasaban autos. Inmediatamente cambió el deseo.

-Deseo que por esta calle pasen los autos para que pueda ingresar un remise que me llevará en forma urgente al dentista.

A los pocos segundos estaba el remise allí. Ella se subió y llegó al dentista justo a tiempo. Salió contenta y con una lección aprendida: HAY QUE PENSAR UN POQUITO MÁS ANTES DE HABLAR.

 

1 comentario

Maria Candela Virga -

solo quiero decir que todos estos cuentos estan buenos , no hay uno mejor o uno peor , bueno , que ingresen más cuentos.
Cande