Relato breve: Rubén Vedovaldi
LOS GANSOS Y EL RUISEÑOR
Un ganso que se enriquecía vendiendo plumas, enseñó a sus hijos desde muy pequeños el mismo oficio, enriquecerse desplumando a los demás.
Una tarde de verano, después de haber comido hasta más no poder, tomaban el fresco soltando algún que otro graznido insulso sobre los negocios, cuando oyeron los melodiosos trinos del ruiseñor.
El padre ganso lo llamó al cantor y le dijo que estaba muy deseoso de proteger el arte y que tenía suficiente fortuna para hacerlo, Le ofreció un puesto de maestro de música de sus hijos, la remuneración sería generosa y le daría casa y comida todo el tiempo que el aprendizaje durara.
El ruiseñor no necesitaba mucha casa ni mucha comida, pero, artista incipiente, era tan pobre que aceptó.
Al día siguiente empezó a querer dar lecciones a los gansos, pero por mucho que se esforzara nunca pudo conseguir que sus discípulos soltaran otra cosa que espantosos graznidos de ganso.
El maestro, desanimado, probó un día y otro hasta que se fue a ver al padre de los gansos y le dijo:
--Mire, señor, usted tendrá las mejores intenciones de fomentar el arte pero yo renuncio aquí mismo.
--Pero, escúcheme, maestro ruiseñor, por qué va a renunciar? ¿No le conviene?
--No hay caso, señor. Prefiero renunciar antes de perder mi garganta con esos alumnos. Sus hijos, como usted, han nacido sólo para ganar plata, no trate de hacer de ellos artistas.
Rubén Vedovaldi
3 comentarios
Liliana Chavez -
Lily Chavez
rosa lía -
Rosa Lía
Analía Pascaner -
Mi cariño, un buen año
Analía