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Jorge Luis Estrella

Jorge Luis Estrella

 

ELLA Y YO       

 

Ella tenía dos piernas izquierdas

y un corazón demasiado a la derecha.

A veces quedaba empantanada en la locura

pero se recomponía fácilmente

si con la grua de un beso se la rescataba.

De noche, cuando los tréboles se cierran,

ella se abría a la esperanza

y bailaba con los pequeños duendes

que habitan las tinieblas.

De día andaba a ciegas,

era como si, habiendo entrado

al laberinto de sí misma

no pudiera salir.

Algún sábado de hace tres años,

luego de mirarnos en silencio,

fuimos a un restaurant de Flores

donde ella pidió una ensalada del Caribe

y yo una completa.

De pronto, me auscultó las vísceras,

habló de girasoles y sirenas

y se puso a rezarle a San Ciriaco.

Yo la dejé en ese estado

porque la noche ya estaba llegando,

le di un beso en la boca,

le pedí que se casara conmigo

y aceptó.

Hoy tiene una pierna izquierda, una derecha,

el corazón donde tiene que estar,

y sale de su laberinto cuando quiere.

El único problema

es que no sabe qué hacer con mi locura.

 

 

 

 

 

 

 

OLVIDÓ PERDERSE    

 

Olvidó perderse y se encontró boqueando en plena calle

desnudo con un trébol florecido en el ojal de la esperanza

y la bandera de un club de fútbol flamenado a contramano.

Lo llevaron a la comisaría que está a dos cuadras del silencio

y allí le levantaron un sumario y un restario y un abecedario

y le pusieron un sello de goma en la frente cerca del cuerno izquierdo.

Más tarde lo soltaron en una celda grande como el Atlántico

y le prometieron ir a visitarlo cuando no hubiera pobreza

y los unicornios pastaran tranquilos lejos de la basura.

Se sonó la nariz por hacer algo y se quedó dormido

mientras gritaban los árboles frente a la tormenta

y Caperucita se comía un lobo asado a la parrilla.

Cuando le dio ganas de orinar soñó con un papagayo,

un loro parlachín, dos teros mudos, tres torcazas

y alivió su vejiga que albergaba un océano de espasmos y de angustias.

Después,

al darse cuenta de que su odisea se estaba convirtiendo en una ilíada,

comenzó a recordar cómo era perderse entre almohadas y madreselvas,

entre besos y lunas y alegrías, entre clavos de olor y mariposas,

se sacudió la cárcel grande que llevaba a cuestas

y se topó con el futuro que andaba mordisqueando hinojo tierno

en el borde occidental de la barranca.

 

 

            JORGE LUIS ESTRELLA

 

 

6 comentarios

PERFECTO HERRERA RAMOS -

Es una delicia leer estos poemas. Y, la verdad, saben a poco. Despues de leer no queda mas remedio que volver a leer y releer.
Y pasa como con esas pastas, que una vez abierto el paquete, no puedes detenerte.
¿Donde puedo leerte mas?

Un placer pasar por aquí y encontrar a este gran poeta.

Un saludo

Lidia Ramírez -

Me fascina, Jorge Luis, la segunda poesía está escrita en una estrella.
Lo leo entre almohadas, madreselvas, qué sé yo, lo leo y no lo voy a perder, siempre vuelvo.
Gracias Betty por enviar tu revista, gracias por tenerme en cuenta.
Besos y besos para todos
Lidia

Amalia López -

Yo he comentado que este escritor me atrapó y lo vuelvo a decir porque su poesía se lee y se disfruta.
Con gran admiración
Amalí

Analía Pascaner -

Querido Jorge:
Creativo como siempre en tu expresión. Un gusto leerte.
Gracias querida Betty, por difundir los poemas de Jorge (me causó gracia leer su comentario).
Mi abrazo a los dos.
Analía

Jorge Luis Estrella -

Gracias, Betty, gracias Lily, son dos poetas y dos difusoras de la poesía maravillosas.
Betty, el otro día, esa manera tan graciosa que tuviste de elogiarme, me hizo ver rotundamente la clase de persona que sos. Me refiero, obviamente a que te habían dado bronca los dos poemas.
Un beso enorme. Las quiero

Lily Chavez -

Este hombre es una delicia. Como poeta y como ser humano, entonces leo con una sonrisa creada de antemano, es lo que me transmite y eso es buenísimo. Un abrazo querido Jorge Luis Estrella, ya sabe usted que ocupa un lugar muy especial en mi corazón.