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Alicia Perrig

Alicia Perrig

Me pusieron el vestidito

                              rojo

el que picaba

sentate en la puerta y

                           espera

 me pica

(si no te pica te raspa

dejate de joder querés)

 

y aquí estoy

con el vestidito rojo

en el umbral de la puerta

 

                            y pica.

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Sus ojos, aún ciegos, buscando la ceniza de una luz, el útero hecho trizas, los pechos vaciados a destajo, ella nueva, ella clara, ella mía, su risa de acuarelas, sus canciones desafinadas, las hamacas que le estallan de miedo en la garganta, sus trenzas, sus trenzas como cuerdas, desvergonzadas, la sorpresa, el miedo, lo inexplicable, el hogar a oscuras aún bajo un sol insolente, despiadado, lágrimas, muchas lágrimas, tantas lágrimas, una esperanza con el ruedo descocido, una esperanza, el golpe definitivo del fracaso, el más temible, el más inesperado, el más atroz de los fracasos, ella otra, ella increíble, ella lejos, tan desde siempre, lejos, y yo aquí sin saber qué hacer con la definitiva tristeza.

 

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Dijo el juez

que a los veintiún años

uno es libre

y toma decisiones

pobre juez

debería abrir la ventana de su juzgado

entre sello y sello

inventar plumas

                     panaderos

                     moscas.

 

             ALICIA PERRIG

3 comentarios

Lulina -

suerte que ya no usamos vestiditos rojos que pican o raspan

susana zazzetti -

qué placer leerte, encontrarte en esta página, alicia, tan poetísima como exquisita, excelente narradora! abracito.

Berto Campani -

Saludo a la escritora que me dejó pensativo, de primera tanto la poesía como el relato y me quedo con el final por esa alusión excelente, felicitaciones