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Concurso de Literatura, Escuela Juan Arzeno

Concurso de Literatura, Escuela Juan Arzeno

 

-Concurso Arzeno, Cuentos Julio-

 

-Menciones Turno Mañana, Categoría “B”:

 

-La Torta Atrasada-

de Camila Fontana

     Érase una vez, en la ciudad de Villasuela, la familia Plantilla se divertía en un día de campo.

     El papá Zapato, preparaba los juegos, mamá la elegante Bota, elaboraba unos ricos sándwiches. Mientras que los chicos, Alpargata, el mayor, Ballerina, la del medio y Escarpín, el más pequeño, jugaban en el arenero.

     Almorzaron y jugaron toda la tarde, hasta que cayó la noche y partieron hacia su casa.

     Al llegar, su perro Sandalia, los saludó sin parar.

     Esa noche, mamá Bota se acordó de que al otro día papá Zapato cumplía los años, así que le organizó una fiesta sorpresa. Guirnaldas, confeti, regalos todo estaba preparado. Excepto, la torta, la mamá desesperada llamaba a Alpargata por su zapatófono pero el no atendía. Se lo había olvidado en la pastelería.

      Todos se escondieron y cuando papá llego del trabajo, lo sorprendieron y le cantaron el feliz cumpleaños.

      Luego de los regalos, papá quería soplar las velas, pero la torta no llegaba.

      Ya rendido empezó a ponerse triste, pero en ese momento llegó Alpargata con la gran torta.

    Fue el mejor cumpleaños de papá Zapato.

    Y en la familia Plantilla vivieron felices por siempre!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-La Rara-

de Lucía Fernández Tell

    Le decían “la Rara”. Ella lo predecía todo, sin embargo, nadie le creía. En realidad se llamaba Ana, niña de trece años, de una larga cabellera negra y lacia, y unos ojos negros intensos como la noche. En la aldea, nadie jugaba con ella, la discriminaban, era mal vista.

    Una tarde, viendo las nubes predijo que esa noche habría un diluvio que duraría mucho tiempo. Ella advirtió a todos sobre la catástrofe, pero nadie le creyó, le decían qu estaba loca. Esa noche, las nubes grises poblaron el cielo y una violenta tormenta se desató. Ella les dijo que agarren sus cosas y huyan de allí. Todos le hicieron caso, pero algunos no pudieron sobrevivir, ni siquiera ella. Era tanta el agua que había, que terminó ahogándose. Hace una semana que terminó la tormenta. Duró cien años. Los sobrevivientes pasaron la historia de generación en generación, pero nadie recuerda el nombre de aquella niña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Locura en Nueva York-

de Guadalupe Carmona

    Una noche de tormenta, en la ciudad de Nueva York, se comete un crimen; la policía investiga pero no hay respuestas, lo único que se puede llegar a suponer es que fue un homicidio, pero no están seguros.

    Me llamo Carmela de Garibaldi, tengo 26 años y soy detective, estoy en el caso.

    No tengo muchas pistas como para resolverlo pero las voy a ir encontrando.

    Voy a comenzar por el lugar donde se cometió el crimen, sigue lloviendo en la ciudad, pero me llevo paraguas, a una detective nada la detiene.

    Después de varias horas encontré algo muy interesante, un diario íntimo, que por lo que leí deducí que era de la fallecida. Había una parte muy interesante que decía así: “estoy desesperada, no sé qué hacer, sé que me están persiguiendo, y en cualquier momento me matan ; yo estoy segura que es por la fortuna de mi padre. Me parece que tengo que recurrir a alguien. Pero tengo miedo de que si yo le cuento algo a una persona, la maten también.

    ¡No aguanto más, me voy a volver loca!

    Después lo demás no tiene importancia, soy yo de vuelta. Me parece que resolví el caso, pero antes tengo que ir a consultar unas cosas. Voy a ir con los vecinos.

    Minutos más tarde, después de haber hablado con ellos, tuve que pensar, ya que no me dieron muchas pistas.

    Pensé y pensé por horas y llegué a una conclusión: a la muchacha no  la habían matado, sino que se había suicidado por el miedo y la locura.

    En una cosa tenía razón, unos hombres la perseguían por el dinero de su padre, y ahora seguro que se apoderarán de todo, pero hay que impedirlo.

    Como sospechaba, esas mismas personas, se encuentran en la casa de la muchacha. Son dos hombres musculosos y con cara de mafiosos.

    Enseguida, entré en acción y los arresté. cayeron en manos de la Justicia de Nueva York.

    Yo creo que este casotiene muchas cosas más por descubrir, por ejemplo: ¿si el padre de ella había muerto por enfermedad o porque lo mataron? ¿quién era la familia de la muchacha?

    Eso me parece que es otro caso por resolver...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-El misterio del cuadro-

de Agustina Wnuk

    Recuerdo con nitidez el día que entré a esa casa abandonada en Palermo... recuerdo cuando nos escapamos de nuestras casas, mi amiga Margarita y yo, para entrar a esa descuidada mansión y descubrir el secreto que se escondía en ella.

    Fue toda una aventura. Cada vez que relato este hecho, revivo el temor, la ansiedad y la curiosidad que sentí en aquella ocasión.

    Todo comenzó cuando... tomé el picaporte de la puerta de entrada y con un empujón logramos abrirla. Comenzamos a recorrerla. Los pisos crujían produciendo sonidos extraños que nos atemorizaban. De pronto y sin darnos cuenta nos separamos. Marga se dirigió hacia la cocina y yo hacia una oscura habitación. Cuando entré, un resplandor iluminó aquel cuadro que estaba sobre la pared... Me acerqué y permanecí inmóvil observándolo, había una familia y sus rostros sombríos reflejaban una profunda tristeza. Detrás de la escena aparecían dos ancianas haciendo graciosas muecas. Advertí que eran rostros conocidos. Me acerqué aún más, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Tomé coraje, descolgué el cuadro y corrí tratando de encontrar la salida. Desorientada, deambulé por los oscuros pasillos, me senté en un sillón y volví a observar el cuadro con mayor detenimiento. Me di cuenta de que los rostros conocidos de las ancianas iban mutando, comenzaban a cambiar su aspecto y cada vez se parecían más a nosotras. Mientras la imagen tomaba fuerza y sus colores se intensificaban, mi cuerpo se debilitaba y mi rostro perdía su rosado tono. Desesperadamente, grité llamando a mi amiga. De repente, apareció una anciana: era Marga. Sus cabellos se habían vuelto blancos, innumerables arrugas surcaban su rostro. Parecía tener más de cien años. Volví a observar el cuadro y comprendí el secreto que escondía. Las niñas que fuimos quedaron atrapadas en el óleo. Desde entonces vivimos aquí. Finalmente, la casa nos había revelado su misterio.

  

 

  

  

 

 

3 comentarios

Lily Chavez -

No tenía tiempo de ver la página. Y la verdad que leí los cuentos y como me ha sucedido otras veces, valoro la creatividad de los chicos pero mucho más a quienes apuntalan el espacio donde ellos puedan crear. Cada uno de ustedes hacen una increíble labor. Mi admiración.

Bety Badaui -

Gracias por el comentario, al cual yo agrego que ha sido un honor publicar a los alumnos de la Escuela Juan Arzeno.-
Betty Badaui

Amalia López -

Leí todos los cuentos premiados que vienen publicando y me quedó la sensación que hay mucha gente sublime, me refiero a los niños creativos y los docentes y padres que estimulan a esos niños.
Un beso a todos y les deseo que sigan recreando la vida
Amalia