Simplemente... ¡Juana!

CUAL LA MUJER DE LOT Un perfume de amor me acompañaba. Volvía hacia la aldea de la cita, bajo la paz suprema e infinita que el ocaso en el campo destilaba. en mis labios ardientes aleteaba la caricia final, pura y bendita, y era como una alegre Sulamita que a su lar, entre trigos regresaba. Y al llegar aun recodo del camino tras el cual queda oculto ya el molino, el puente y la represa bullidora, volví atrás la cabeza un breve instante, y bajo el tilo en flor, ¡vi a mi amante que besaba en la sien a una pastora! JUANA DE IBARBOUROU
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