Paraguay, tierra apasionada

(dedicado a mi hija Nora) Hundir la mirada en los lapachos amarillos o rosados; pisar, descalza, su tierra rojiza; recorrerla sin horarios mientras saboreamos un chipá crujiente… Aceptar un jugo de piña o un fresco tereré; asombrarnos con la sopa paraguaya cortada en dorados trozos; preguntar qué es el borí borí; y escucharlos mientras nos dedican una canción que se enlaza en las cuerdas de una guitarra o de un arpa… Recordar, con su gente, la literatura de Manuel Ortiz Guerrero, Herib Campos Cervera, Augusto Roa Bastos, Elvio Romero… Y decir con orgullo: “el álbum-bebé de mi hija tiene una dedicatoria de José Asunción Flores, que le dejó de regalo cuando visitó nuestro hogar. Querer comprar todos los ñandutíes, aho poí y bolsos de cuero repujado… Y susurrar, en la coreografía del espacio: “cuántas veces te recorrí y aún te deseo, Paraguay. BETTY BADAUI
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liliana Chavez -