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Algo más... Desde el afecto

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Suplemento Nosotras *












LILIAN SUSANA SOTO BADAUI


La que se viene




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“No sé si soy ideal para este cargo, pero puedo intentarlo”, dice la máster en Administración Pública, Lilian Soto. Ella fue elegida por el Presidente para dirigir la Secretaría de la Función Pública. De bajo perfil, la médica y ex concejala municipal vuelve al ruedo con muchas ganas y más preparada metodológicamente.


Muy amable, Lilian Soto (45) nos recibió en su departamento. Sin vueltas delimita: “Tengo pareja. Vivo sola, soy soltera y no tengo hijos. Hasta ahí de mi vida privada”. Hecha la aclaración, de política sí podemos preguntarle todo. Su nombre comenzó a sonar a partir de Asunción Para Todos, hace 15 años, cuando Lilian era médica en el Hospital de Clínicas y palpaba diariamente la realidad más pobre del país. En el año 91, Filizzola gana la Municipalidad de Asunción y ella asume como concejala. Luego continúa en la administración Burt durante otros 5 años. “Ganar la intendencia con APT fue la primera experiencia de haber derrotado una forma de hacer política en Paraguay –rememora–; fue algo muy rico, desafiante. Hicimos todo lo que sabíamos en ese momento; teníamos entre 25 y 31 años. No teníamos experiencia en el sector público, ni siquiera existían análisis, pero marcamos algunas pautas, sobre todo de honestidad 100%. Hasta hoy, a pesar de las diferencias políticas con ex compañeros que continúan ocupando espacios públicos, pongo la mano en el fuego por ellos, sé que no van a robar jamás”.

–Mantenían una lealtad, claro.

–No era lealtad, era conocimiento. Tuvimos una administración en nuestras manos, nos propusieron muchas cosas, pero sabíamos que robar no lo haríamos. Después, cuando estuve como concejala en la administración Burt, fue ver la otra cara de la moneda, cómo los valores que habíamos intentado inculcar dentro de la administración pública se iban desmoronando uno a uno. Esa experiencia fue tan negativa para mí que decidí tomarme un tiempo para analizar, estudiar.

–¿Tu elección política siempre fue la misma?

–Sí, socialista, de izquierda. Desde que empecé a pensar, comencé a pensar en la igualdad. Para mí es una cuestión clave no bancarme las injusticias. Y es algo de familia: mi padre era febrerista; mis tíos del ala materna eran comunistas.

–¿Adónde fuiste tras la “decepción Burt”?

–Quise ponerle un marco teórico a toda mi experiencia vivida. Solicité y gané la beca Fullbright para un máster en Administración Pública en la Universidad de Ohio (Ohio); estuve 2 años, de paso estudié Antropología y Filosofía. Era un placer tener a disposición una biblioteca que era prácticamente un edificio.

–¿No te quedaba mejor ser intelectual y opinar desde afuera?

–Quise volver, me gusta que sucedan cosas en Paraguay, porque generalmente lo que vivo socialmente no me gusta. Pude haberme quedado a hacer un entrenamiento profesional, pero volví y me puse a trabajar en investigación y consultoría en políticas públicas y políticas sociales. Nunca dejé de hacer política; la política me parece un ámbito indispensable en la transformación. Cuando me propusieron el cargo, un amigo me dijo: “Sería una falta de compromiso ciudadano no aceptar”.

–¿Desde dónde apoyaste a Lugo?

–Estuve hasta el año pasado en País Solidario. Tuve un proceso bastante complejo que terminó con la imposibilidad de discusión, de análisis; el autoritarismo es algo que a muchos no nos entra en la cabeza. Salí de ahí y formamos un movimiento que se llamaba Avancemos, de opinión y acción socialista. Trabajamos, casi en silencio, por el cambio cultural en la política, porque mucha gente cree que porque hace política, después en el Estado tiene un botín.

–¿Fuiste candidata por Avancemos?

–No. Apoyamos la candidatura de Lugo y de Tekojoja, pero decidimos no tener candidaturas. Hace un poco más de dos semanas me llamó Miguel Angel López Perito y me planteó lo del Ministerio de la Función Pública, y si podía tomar rápido la decisión. Lo pensé unas horas y le dije que quería conversar con él y después con el presidente Lugo. Expuse mis pensamientos sobre el funcionariado público y pregunté si el gobierno estaba seguro de que eso quería llevar adelante.

–¿Qué propusiste?

–Todo el proceso de profesionalización del sector público; la instalación del servicio civil; una dignificación del funcionariado público. Y de prebendarismo, clientelismo y nepotismo, cero. Les dije que esas eran ideas básicas para mí. Ellos dijeron que pensaron en mí por mi perfil. Acepté y lo anunciaron. Desde entonces estoy en contacto con el actual ministro, Carlos Miguel Goiburú.

–¿Qué significa el servicio civil?


–El servicio civil implica que no pueden existir ingresos a la función pública sin los mecanismos correspondientes, que son los concursos públicos. Eso significa títulos, méritos y aptitudes. Eso para el ingreso. Para la promoción (recategorización, ascensos) también se tiene que pasar por un sistema de evaluación de indicadores de desempeño. Y para la desvinculación (para que alguien salga) tienen que darse las condiciones para que eso sea con el respeto de los derechos. En otras palabras, buscamos que no sea el mismo mecanismo que, durante tanto tiempo hasta ahora, se llevó adelante en la función pública: “Te contrato o te nombro mientras me sos leal, cuando dejás de serlo, no te renuevo el contrato o te mando al freezer”.

–Ideal, utópico. Y en la cancha, ¿funcionará?

–Es que esto es para la cancha. Si no tenés claro adónde querés llegar, perdés la pelota. Y lo único que te posibilita plantearte adónde querés llegar es tu utopía y tu ideal. Mi utopía es una sociedad igualitaria. Las sociedades con desigualdades como la nuestra solo producen injusticias. Hay un grupo privilegiado de gente que tiene todas las posibilidades y otra que la pasa muy mal.

–¿Cómo va a llegar el cambio a todos los ministerios?

–Si es que hay una real intención de parte del Presidente, él tiene el liderazgo político con respecto a si sus ministros/as llevan adelante en toda la función pública el proceso de profesionalización. Yo creo que sí. Después del 15 de agosto no tiene por qué haber ni un nombramiento si no es por concurso como está establecido en la ley de la función pública. ¿Este gobierno va a violar la ley? No creo. Empezando por mi cargo, tiene que ser concursado.

–¿Vas a competir contra Lilian Soto?

–El Presidente me pidió que asuma, pero voy a concursar con quien sea. Si Lugo cambia de opinión, ni un problema.

Pero si no empezamos cumpliendo la ley, no tenemos ninguna posibilidad de mantener la credibilidad.

–Me estoy acordando del caso del sobrino de Lugo; se cuestionó su capacitación.

–Ahí lo que se cuestionaba no era la capacitación, sino el mecanismo por el que iba a acceder al puesto. Yo creo que en un proceso hay que mirar los resultados. El Presidente superó una contradicción.

–Bueno, tuvo mucha presión de la prensa.

–Nunca sabremos si fue por eso o por un pensamiento. La gente esperaba que él reprendiera públicamente a su sobrino, pero hay que entender que hay estilos diferentes. Si hubiera pasado con un familiar mío, no sé qué diría públicamente, pero estoy segura de que le llamaría y le diría “renunciá inmediatamente”.

–¿Qué estilo vas a tener para el funcionariado y sus miedos?

–Yo no culpo al funcionariado porque los liderazgos son los que definen todo. Pensar en una razzia sería una estupidez, porque no podemos decir “salgan todos los que entraron por el mecanismo incorrecto”, sabiendo que la mayoría entró por recomendación, clientela, lo que sea. Además el Estado, o sea nosotros, ya invertimos en los que están. Algunos en 10 años aprendieron cómo hacer las cosas y las hacen bien, entonces lo primero va a ser la identificación: si sirven para la función que están cumpliendo.

–¿Cuántos funcionarios públicos tenemos?

–Según el censo del 2004/05 hay 170.000 funcionarios y 219.000 cargos. O sea, hay gente con dos cargos.

–¿El censo es correcto?

–La Dirección General de Estadísticas y Censos, a mi entender, es uno de los sectores más profesionales de la administración pública. Luego, el Banco Mundial dice que hay 200.000, o sea que, en un periodo, ingresaron 30.000 más, entre nombrados y contratados.

–¿Entonces?

–Alguien me tendrá que dar las cifras claras o no tenemos la posibilidad de hacer una política seria. El instrumento más fiable que podríamos tener es la base de datos del Ministerio de Hacienda: los sueldos que se pagan.

–Seguimos viviendo a ciegas.

–Es muy grave que un país no tenga claro cuántos funcionarios públicos tiene, de qué categorías, con qué salarios, cuántos trabajan ad honorem. Esto no sucede en ninguna parte.

–Las leyes que existen ¿perjudican o ayudan al ordenamiento?

–La ley no se puede negociar. En la administración pública hay un principio básico –y es la gran diferencia con el sector privado– que dice que solo se puede hacer lo que dice la ley. Yo tengo buena relación con muchos sectores del funcionariado, los sindicatos, y el manejo va a ser con todas las cartas sobre la mesa.

–El tema de agrandar o achicar ¿es tan complejo? Para todos, hay que achicar.

–Quien diga eso que dé los números de qué es lo chico y qué es lo grande. Ni el BID se atreve a decir si el sector público es grande o no; lo que ha dicho es que hay lugares donde hay déficit y hay lugares donde hay exceso de funcionarios públicos. El Banco Mundial dijo (te nombro estas instituciones porque, según mencionan algunos que escriben, tienen un gran prestigio) que el porcentaje del funcionariado público con respecto a la población total es mayor que en otros países de América Latina.

–¿Y eso no significa que hay que achicar?

–No, con eso no tenemos nada, lo que tenemos que saber es dónde sobra y dónde falta. Hacer un balance.

–Exactitud de hija de economista.

–No, la exactitud la traigo de la medicina. No podés hacer un tratamiento sin un diagnóstico previo. O vas a terminar equivocándote muy mal. Por un dolor de cabeza vas a recetar una aspirina cuando se necesitaba un antihipertensivo.

–¿Por qué dejaste la medicina?

–Tuve que optar. En aquella época la medicina hubiera requerido todo mi tiempo, y yo era concejal. No quería ser ni una médica mediocre ni una concejala que solo levantara la mano.

–¿No te enfermará todo este fardo político?

–No creo, hasta ahora con la política la pasé tan bien.

Por Lourdes Peralta/lperalta@abc.com.py



*Fuente:Digital ABC - 17 de julio de 2008

1 comentario

Elsa -

Marta querida,qué alegría este encuentro,excelente calidad poética.Mis felicitaciones y mi cariño!