La mujer en la poesía

LAS PUERTAS …Un cerrarse de puertas, a derecha e izquierda; un cerrarse de puertas silenciosas, siempre a destiempo, siempre un poco antes o un momento demasiado tarde; hasta que solo queda abierta una, la única puntual, la única oscura, la única sin pasaje y sin mirada. JOSEFINA PLÁ España * 1909-1999 * Radicada en Paraguay desde 1926 SOLEDAD El viento, el mar. Los pensamientos lejos. Hoy está sola. AMALIA LÓPEZ Argentina LAS ROSAS NO HABLAN Estaba entre las ruinas del cemento con la paz guerreándole al coraje. Aquel rosal aprisionado cantaba su limosna de pétalos abiertos y la raíz del mundo entre las hojas. Evitar al papel o no saber que empuño un cementerio flaco en los nudillos. Algo vaciaba en mí su fuente desprolija. No sabía que el hambre se acodaba sobre el reparo servil de lo ignorado. No hubo tiempo Ni las ganas de entonces. las tuercas oxidadas de dolernos tanto amor circular fundieron su armadura y al fondo esa canción sin más anclaje que la sórdida reunión de los sentidos. Volar siempre volar para encontrar distancia para saber que la existencia es sólo un punto. No hay pájaros ni hay lobos que alimenten su infierno con mis sombras. Nada para expresar sólo la cruda inmediatez del devenir que trae a contramano muda resignación que incordia a lo intuido y estarse así pariéndose la vida. Una verdad siniestra nunca dicha de haber amado tanto ese camino de búsqueda o sorpresa sin conocer el mundo que se arrastra. Algo para decir sin que lo diga no renunciar a tanta lucha de continuar rodando en la pendiente razón del equilibrio que me arruga El paso vacilante del desierto. Nada para decir tan solo un precipicio que redobla su apuesta para no sucumbir y se cuelan las notas aguijones que prenden músculos con los huesos. si mis dedos pudieran arrancar maravillas a una escala a medio del vacío algo para decir sin que lo diga SILVIA SPINAZZOLA (Silsh) Argentina °°°°°° * Soy la sombra de una vida, soy la paz después del temor, soy el grito, que en la noche, vuelve a mi voz, soy la sangre que no derramé porque afortunadamente huyó, soy la magia de una muerte, soy la sal del mar cuando se oscurece, soy los pasos que aún escucho de un gigante que nunca existió, soy el calor de un cuerpo y el alma de un corazón, soy el llanto del olvido, y el suspiro de un vencedor, soy la esquina, que al doblarla, encuentra de frente al sol, soy el silencio de un beso y la mirada de un adiós, tú, tú que sabes quién soy yo. M. Y. C *: enviado por la locutora y amiga Marcela Barrera, radicada en España y añorada por los rosarinos. Gracias Marce, por tu colaboración.- DE LITERATURA Y ALGO MÁS
2 comentarios
Betty Badaui -
Raúl y yo te invitamos a continuar enviando.
Saludos
deliteraturayalgomas
Amalia (Cielito) -
Les mando besos y más besos
Amalia