Narrativa- Liliana Chavez

La redimida.
Román, con disimulo, corre los cortinados. Sabe que mientras menos luz entre por los ventanales, más rápido se dormirán los demás. Estira el cuerpo sobre las sábanas malolientes y con la cabeza colgando, busca su calzado debajo de la cama. El par está justo al medio; se recuesta entonces en el piso frío, boca arriba y en una posición nada cómoda, atrae hacia él, con uno de los pies, las chinelas azules.
Una vez que se las coloca, camina unos metros en puntillas, para evitar que un mínimo descuido complique su plan. Se detiene centímetros antes de llegar a la puerta, apoya una mano en el marco y se inclina hacia delante para confirmar, que no hay moros en la costa.
Mira hacia la izquierda, observa luz en la pieza del fondo. Supone a Fernández y Agüero entretenidos en un juego de cartas. Entonces, con precaución, como en noches anteriores, encara directo hacia el inicio del pasillo. El piso, alterna, en diagonal, mosaicos blancos y negros. Los pies de Román buscan la superficie clara, tiene la absurda obsesión de no querer transitar sobre los cerámicos negros y esto hace que camine zigzagueando y demore más de lo debido en llegar a donde quiere.
Frente a la pequeña virgen, empotrada en el muro lateral, se persigna y ora en voz baja. La pobrecita tiene una lágrima cayéndole por el rostro y no es para menos.
Comprueba que, por suerte, nadie ha descubierto que la reja interior había sido desprendida de la pared. Extrae la lima de entre sus ropas y comienza a rebajar el hierro de la candela exterior. Cuando el último barrote cede, siente alivio y satisfacción. Toma la imagen, la aprieta contra el pecho. El corazón le late con fuerza; por fin ha podido liberarla.
Tan entusiasmado está que no se percata a tiempo de la presencia de los hombres, y pese a la feroz resistencia que opone, los enfermeros logran arrancarle de entre los brazos la figura que tan devotamente mantiene apretujada; lo reducen y le colocan el chaleco, antes de aplicarle un sedante y conducirlo al cuarto de castigo.
Semejante alboroto ha despertado a todos en el nosocomio. Román voltea la cabeza hacia atrás mientras lo llevan. Ve la Rosa Mística elevarse al cielo envuelta en un halo de luz.
De tan feliz, pasa por alto las burlas de sus compañeros y ni siquiera le importa que esos dos cobardes arrastren su cuerpo por encima de las baldosas negras.
1º Premio Concurso FM Sensaciones 100.5, Buenos Aires, 2007
Liliana Chavez:
Nació en Deán Funes, al norte de la provincia de Córdoba, en la actualidad reside en Córdoba capital.
8 comentarios
Norma -
Daniela -
Gustavo Tisocco -
Un abrazo enorme gus.
ANAHI -
REALMENTE BUENO
CARIÑOS
ANAHI
Celia -
alicia borgogno -
Te felicito Lily
Alicia Borgogno
Eli -
Abrazos
Eli
Rosa Lía -