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Gustavo Tisocco

Gustavo Tisocco

 

      HERIDO/HUÉRFANO

 

No me percaté del tiempo veloz

 

hasta que mis ramas

olvidaron los nidos.

 

Fui quien

olvidó su jaula

y extravió la puerta.

 

Ahora, herido

huérfano,

añoro al niño que perdí.

 

Inclementes,

ríen los almanaques.

 

 

      TE ARRULLARÉ

 

Te arrullaré niño mío

hasta que cansada mi voz

repose en un beso.

Seré tu sábana

hasta que inertes mis manos

se vuelvan caricias.

Regálame eternidad niño

hasta que mi alma frágil

se torne cielo.

Pero ven pronto,

que el silencio aturde y este miedo abruma.

 

      LA PRINCESA MUERTA

 

  La princesa muerta

deambula por la noche

         buscándolo.

 

    Le dijeron que cruzó el prado,

aseguraron que estaba en el puente,

         que anduvo en el bar,

         que rondó la orilla.

 

  Ella buscó esa  eternidad

que prometió su caballero.

 

          Mientras tanto él

le miente a la niña del puerto.

 

   GUSTAVO TISOCCO

 

     

 

5 comentarios

Lily Chavez -

Vengo atrasada con los comentarios te pido disculpas querida Betty, me encanta leer tu página, que la palabra de los poetas me llene el alma y así casi siempre, están los amigos, los que acarician con una sensación, una imagen, un gesto, un revolución a los sentidos. Y así es en el caso específico de este gran poeta que es Gustavo, de esta gran persona que es Gustavo. Un abrazo a todos.

Rosa Lía -

Gus:
estos poemas tiene el poder de la nostalgia,de un tiempo
milagroso, de la hora de la siesta.Un gusto encontrarte.
Rosa Lía

Analía Pascaner -

Un placer leerte, querido Gus. Poemas intensos, llenos de sentimiento.
"Te arrullaré" me conmovió, y muy especialmente el final.
Mi abrazo para vos y mi agradecimiento para Betty por traerte a su espacio literario.
Analía

Jorge Luis Estrella -

¡Qué gusto, Gus, encontrarte en este sitio y con tres de tus conmovedores hijos!
Vaya el mejor de los abrazos para vos y el agradecimiento a Betty por traerte.

AMALIA LÓPEZ -

Tres poemas que tienen el atractivo de la ternura, la magia y la fuerza del tiempo que no se detiene. Cariños. Amalí