Bienvenida, Mabel Zimmermann
COTIDIANO
La tarde apoya su voz
sangrienta y moribunda
en mi espalda que se arquea.
Me prodiga maldiciones,
me amenaza con no poder
olvidar jamás los siglos de
vida que me encadenan a esta
tierra donde también
ella esta encadenada.
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Los recuerdos se amontonan
en los ojos y en los oídos;
la voz de mi madre
y de mi hijo,
las voces de todos
los que me rozaron apenas
sin dejarme al menos una caricia
y a quienes
no pude acariciar siquiera
y menos aun
retener conmigo.
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La tarde desolada
maldice mi vientre
y mi inocencia,
me censura
y me expulsa fuera
de la primera madrugada,
ajena al mediodía vital y enfurecido
Me presume cobarde ya
después de tantas valentías vanas.
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Las dos morimos cada día
después de intentar
en un esfuerzo último y repetido
abarcar el cielo
ser luz
desaparecer las sombras
desquiciar la noche
sin esperanzas de permanencia
con la absoluta certidumbre
de volver a morir
después de cada intento,
para ser sombra
noche
grillo solo
perdido en la inmensidad de una llanura vacía
con la voz sostenida en grito monótono
que nadie entiende.
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La tarde me aprieta la garganta
con sus rayos agónicos
vomita sortilegios
para que no volvamos
a nacer mañana
para
de una vez por todas
no vernos más.
MABEL ZIMMERMANN RAFAELA
4 comentarios
LilyChavez -
Amalia López -
Hasta la próxima, todo mi cariño por tu sensibilidad.
Amalia
Arie L. Fradi -
Ariel
betty badaui -
Un abrazo
Betty