Ellas, Ellos y la Palabra
Con el cambio en las manos
El nuevo año, mi amor, pido encontrarte
sin los cardos mancillándome la boca
sin los dardos perforando la garganta.
El nuevo año decidiré ser atrevida
en acto
como abrir los ojos a este mundo
aunque sea para verlo ensangrentado,
sucio, enfermo,
solo,
hecho pedazos, hecho polvo y nada.
¿Cuántos deseos me concede el año nuevo?
Quiero la redistribución de la riqueza.
Quiero agua potable en África
y en el altiplano.
Pido le sean devueltas la inocencia
y la niñez
a los carentes de todas las edades
sin preguntar cuánto tiempo haya pasado
desde que se las quitaron
(como si la vida se pudiera devolver).
Deseo la abolición de la violencia.
La igualdad en los derechos
respetando diferencias.
Que florezcan margaritas en los caños de fusiles
y la mano levantada
se transforme en tronco y ramas
donde canten cardenales.
Que el cinturón del kamikaze
se haga con bombas de crema
y cuando exploten camiones
repartan panes y peces.
No hay nada que pedirle para mí
reconozco mi búsqueda imposible
de cumplir.
No hay nada que pedirle al año nuevo
que no se haya requerido a los años anteriores
ni un deseo.
No tiene el Tiempo
inventado por el hombre
poder para cambiar la desventura.
Llevemos nuestros sueños a las manos.
Marta Roldán
©Carmiña Candido Daverio
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Poemas del dientecillo de león
El amor, ese infierno azul
muy parecido al cielo.
Víctor Hugo. I
Pasas
por delante de mí, y a mi costado
como un murmullo, de lado a lado.
Materia pequeña, deseo que nombro
suave. sin rozarte.
Y voy sin ti,
a ninguna parte.
II
Liviano, entre las hojas.
Ya sin el pan.
Como un plumón sin dueño.
Como una congoja.
Liviano, pequeño.
III
¿Acaso por la jabilla?
¿De méxico a Cuba? ¿De orilla a orilla?
Tal vez por el juncal,
o por la orilla,
o el aljibe profundo
o el estero...
Pero estuviste junto a mí por el Paraná
y me dejaste un mundo...
panadero, panadero...
ROSITA FASOLÍS
Por encima de los techos *
Detrás de la vía el río subió más allá de los techos.
Ahora, veíamos como se había llevado al barrio, a su/alma.
Pilas enormes de basura bloqueando las calles,
y caminando por allí alguien
que con fruición pasa la escoba a un mueble.
Yo no sé si de allí nacerá algo nuevo,
desde el ruido de la escoba, desde el músculo que se/tensa.
Pero al hombre no parece importarle otra cosa que el/efecto
de la escoba sobre la mal tratada madera.
Ese hombre que cree en la escoba
y cree en su viejo mueble
y sopla su trabajo como un dios sobre el barro.
Roberto Malatesta
de su libro “Por encima de los techos” – Santa Fe
*Fuente: Luzazul N° 108, enviado por Oscar Agú.-
5 comentarios
Marta Roldan -
Gracias Betty
Muchísimas felicidades
Te adora, Marta.
Betty Badaui -
Buen año 2010
Betty
Gustavo Tisocco -
Marta -
raúl astorga -