Relato: Lilí Muñoz
DISTANCIA CERO *
Creyó necesario reposar. Colocado de costado para no sentir la herida, atisbó una parte de la cola de Estela. Así la llamaría. Su dinosauria fugitiva. Aunque tal vez se tratara apenas de la cresta, color de hoja de parra en el otoño.
Mientras pretendía distraerse del dolor contándose sus propios cuentos, a su alrededor todo se seguía transformando. De pronto sucedió, no era su imaginación. ¡Estaba casi junto a él! El maremoto o lo que fuera no había sino servido para acercarlos. El calor crecía. Fermentaban las brumas y los nuevos soles. Efervescían las crecientes. Las distancias antes tan temidas se habían diluido. ¡Podía sentirla! ¡Percibía la cercanía de su olor!
Dino quiso dormir. Era una urgencia. No era posible que el cataclismo durase para
siempre. Al despertar su amada y él engendrarían la eternidad en los confines.
LILÍ MUÑOZ
Reside en Neuquen-Argentina
* Del libro “Luna de agua”
1 comentario
nerina thomas -
Bello logro!! un cariño